17 mar 2011

Comienza a sembrar



Pues ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra de Dios que vive y permanece. 1 Pedro 1:23

Puede que realmente no te emociones con la palabra de Dios hasta que comprendas que ella es más que una colección de promesas divinamente inspiradas. Es una fuerza viva que lleva literalmente dentro de sí el poder para hacer que esas promesas sean una realidad en nuestra vida.

¿Es difícil para ti creer que tal cosa es posible?

No lo debería ser, en el mundo naturalmente lo puedes ver todo el tiempo. Si yo pusiera una semilla de tomate en tu mano y te dijera que dentro de esa pequeña semilla seca yace el poder para producir un tallo mil veces más grande que la semilla, para producir hojas, raíces y tomates rojos, no tendrías ningún problema en creerlo. ¿Verdad?. Por experiencia aunque esa semilla pequeñita no parece una fábrica de tomates, de algún modo, dado el ambiente propicio, llegará a ser una.

Jesús dice que la Palabra de Dios funciona por ese mismo principio. Hay poder milagroso dentro de ella. Es una semilla que, una vez sembrada por fe en un corazón humano, producirá más bendiciones de las que te puedas imaginar

Una vez que entiendas eso, te entusiasmaras con la Palabra de Dios. Eso me paso a mí. Hace más de 7 años, vislumbré lo que la Palabra podía hacer. Tuve una vislumbre del poder contenido en ella. En poco tiempo, tenía una Biblia en cada habitación de mi casa, una en mi automóvil, y una grabadora de CD’S funcionando casi siempre. Pasaba cada momento posible en la Palabra de Dios porque quería el poder de esa Palabra dentro de mí más que cualquier otra cosa en el mundo.

Sabía que removería los límites de mi vida, límites que me habían retraído y reprimido por meses y años. Sabía al leerla que no estaba simplemente leyendo, estaba sembrando semillas. Semillas de prosperidad, semillas de salud, semillas de protección y semillas de victoria en cada área de mi vida.

No trates a la palabra de Dios como un libro. ¡No lo es! Es la semilla espiritual que tiene poder sobrenatural en tu interior para producir la cosecha de una vida entera. ¡Entusiásmate con ella y comiensa hoy a sembrar!

Lee y Medita: Marcos : 4:23-32


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